Una de las apuestas más firmes de Grupo IHP es la formación de los futuros sanitarios, aquellos profesionales que atenderán a nuestros Grandes Pequeñ@s y que, por tanto, deben obtener el mejor conocimiento y aprendizaje. Para ello, pone a disposición de alumnos de todas las ramas del conocimiento sanitario, un programa de prácticas del que cada año se benefician decenas de jóvenes estudiantes en los centros de Andalucía y Extremadura.
La última beneficiada de esta formación ha sido María Luisa Carmona Machuca, alumna del máster de neuropsicología de la Universidad Loyola, que ha realizado sus prácticas profesionales en el departamento de psicología con la coordinadora de dicho área, Tamara Gómez Invernón, como tutora profesional.
Ha sido una experiencia muy completa y enriquecedora. He realizado un rotatorio con las tres neuropsicólogas que conforman el equipo, asistiendo y participando en todas las actividades y funciones que desempeñan día a día: evaluación neuropsicológica, terapia de estimulación cognitiva, orientación familiar, estimulación a través de neurofeedback... He estado un total de seis meses, lo que suena a mucho tiempo, pero mi sensación es que se han pasado volando. Lo he disfrutado mucho.
Grupo IHP era uno de mis centros de preferencia. Mi interés con estas prácticas era formarme en un entorno clínico-sanitario, con un equipo multidisciplinar y enfocado a la población infantojuvenil. IHP, al ser un centro pediátrico, era una opción muy interesante, así que hice mi petición para realizar las prácticas aquí. Finalmente la decisión fue mutua, ya que yo elegí el centro y ellos, en su proceso de selección, me eligieron a mí.
La psicología es una disciplina tan amplia que cuesta mucho decidirse por una especialidad, sobre todo si te interesan muchos temas: psicología clínica, psicología del desarrollo, psicobiología… Por suerte, encontré una salida que aunaba todo eso, la neuropsicología. Es por ello que, al acabar el grado, opté por centrarme en esta opción. Es una especialidad poco conocida aún pero que está creciendo y manifestando su relevancia, especialmente en temas de daño cerebral, demencias y neurodesarrollo.
Durante la carrera he sido monitora de terapia ecuestre para niños con diversidad funcional y he participado en voluntariados de ocio y tiempo libre. Con estas experiencias, he descubierto que me siento muy cómoda tratando con población infantil y juvenil. No sé por qué, pero creo que conectan fácilmente conmigo y yo con ellos. Además, es bonito pensar que estás contribuyendo de alguna manera a su desarrollo y a lo que pueden llegar a ser en un futuro.
Grupo IHP me ha permitido acercarme al mundo laboral. Terminé el grado hace muy poco, así que hasta ahora no había tenido demasiada experiencia ejerciendo esta profesión. Los profesionales con los que he tenido la oportunidad de trabajar me han dado la oportunidad de conocer cómo es trabajar en este tipo de contextos. Asimismo, no solo he podido participar en toda la labor que se lleva a cabo en el centro, sino que también he llegado a atender diversos casos yo sola fuera de consulta y eso es algo que no me esperaba que fuera a suceder. Estoy muy agradecida por las oportunidades y ayudas que me han proporcionado.
Lo más destacable para mí es sin duda el trato con los pacientes. Han sido muchos niños, adolescentes y sus familias, y he pasado mucho tiempo con cada uno de ellos, así que es inevitable formar vínculo y recordarles con cariño. He aprendido mucho de ellos y de sus historias. Me han hecho reír y también me han emocionado en más de una ocasión.
Es un equipo estupendo. Las tres compañeras con las que he trabajado me han recibido muy bien y me han hecho sentir muy cómoda en consulta y en las reuniones de equipo. Cada una me ha aportado su modo de trabajar y su manera de entender la neuropsicología. Son profesionales muy comprometidas con su trabajo, con experiencia y motivadas en seguir creciendo y aprendiendo, siempre dispuestas a colaborar y ayudarse. Ha sido un lujo haber estado con las tres y tenerlas de referencia. Especialmente agradezco su trato a Tamara Gómez, mi tutora y guía en todo este proceso, que ha estado volcada en mi aprendizaje desde el principio, siguiendo mi progreso, resolviendo mis dudas y dándome oportunidades para desarrollarme.
Es difícil de elegir. La evaluación neuropsicológica es muy bonita porque entiendes cómo es el funcionamiento cognitivo del paciente, descubres tanto sus déficits como sus potenciales, y por qué tiene esas dificultades en su día a día. Y la intervención me encanta porque me permite desarrollar mi creatividad. Hacer estimulación cognitiva implica estar constantemente pensando en nuevas maneras de entrenar las funciones cognitivas y, por tanto, te hace buscar e incluso crear nuevos ejercicios, actividades y juegos adaptados a las necesidades particulares de cada niño.
Claro que sí. Tras estas prácticas me siento más preparada para ejercer. He ganado en destrezas, conocimiento, recursos y, en general, he disfrutado mucho de toda la experiencia.
Para mí, lo más destacable de este Grupo IHP es, por un lado, el compromiso que tienen sus profesionales con la actualización y la difusión del conocimiento a través de las charlas de docencia, favoreciendo el aprendizaje entre distintas especialidades y, por otro lado, la predisposición a mejorar la calidad de los servicios, haciendo nuevas incorporaciones tecnológicas como es la terapia a través de biofeedback y neurofeedback.