Los expertos han alertado de un incremento considerable de los conflictos familiares, intraparentales y paterno-filiales debido a la “grave y casi continua situación de estrés” derivada de la pandemia por la Covid-19.
Así lo ha explicado Ana Martín García, psicóloga forense de Grupo IHP, quien ha recalcado que esta situación afecta especialmente a los niños y adolescentes ya que, a pesar de mostrar una alta capacidad de adaptación a la situación actual, “no tienen las herramientas suficientes para protegerse a sí mismos y para pedir ayuda a otras personas, lo que da lugar a graves situaciones de negligencia, maltrato directo o indirecto, ya sea de tipo psicológico, físico o ambos, como abusos y agresiones”.
Según la psicóloga del grupo pediátrico, también han aumentado las situaciones de maltrato en la pareja y los casos de violencia de género en los que los niños se ven implicados. “Los progenitores o tutores legales se han visto desbordados y estresados, lo que supone una menor tolerancia a la frustración dando lugar a conductas violentas y agresivas. En estos casos, los niños son testigos o víctimas sobre las que descargar la tensión, provocando situaciones de maltrato, abuso y agresiones hacia los menores de edad”, ha explicado.
Del mismo modo, Ana Martín ha lamentado que es difícil abordar este tipo de situaciones “sobre todo cuando los propios adultos nos vemos inmersos en estas dinámicas de negligencia o maltrato”. “En estos casos, es imprescindible que los profesionales que trabajamos en el ámbito infantil estemos alerta para detectar cualquier indicio y ponerlo en conocimiento de los progenitores o de las autoridades cuando sea necesario”, ha subrayado.
Cabe destacar que los profesionales de Grupo IHP están preparados para abordar este tipo de conflictos. Según la psicóloga forense del grupo pediátrico, “lo más importante es, en primer lugar, hablar con los padres o tutores del niño en riesgo para solicitar una colaboración y ejercer nuevas estrategias que permitan un buen trato al menor”.
Asimismo, Ana Martín García ha destacado que estas situaciones de trato negligente hacia los menores sólo se pueden prevenir desde la educación y la sensibilización dirigidas tanto a profesionales como a los propios padres o tutores legales.
En aquellos casos en los que se trate de una negligencia leve que pueda ser reversible, la psicóloga forense ha recomendado trabajar con los padres, con los tutores legales y con los menores de edad en riesgo mediante la psicoterapia infantojuvenil. “El psicólogo forense debería ser la última opción puesto que significa que el daño en el menor ya está hecho y que no han sido efectivas las anteriores estrategias educativas, de prevención y de intervención psicoterapéutica inicial, por lo que actuaríamos para evaluar el perjuicio en el niño y establecer las oportunas medidas de protección”, ha subrayado la especialista de Grupo IHP.
La psicología forense es una especialidad de la psicología centrada en el derecho y el ámbito jurídico, cuyo objetivo es aportar conocimientos técnicos basados en la evidencia.
El psicólogo forense actúa como perito dentro de un procedimiento judicial, y su trabajo de evaluación se traslada a un informe pericial psicológico que podrá ser considerado como prueba dentro del procedimiento, aunque su dictamen no tiene por qué ser vinculante en las decisiones judiciales.