La cooperación internacional en el ámbito sanitario conforma, pues, una de esas experiencias que todo facultativo, a mi entender, debería probar en algún momento de su vida profesional… y personal. Porque sí, la cooperación también te cambia la perspectiva con la que contemplas tu vida y todo lo que te rodea a diario. La evolución personal es aún mayor que la profesional cuando viajas a países en desarrollo para colaborar ya sea poniendo vacunas, realizando cirugías o haciendo revisiones.
Actualmente, el 80% de los Colegios de Médicos de España participa en programas o iniciativas de cooperación para el desarrollo, salud en emergencias o ayuda humanitaria, bien directamente, bien a través de organizaciones de desarrollo. En este sentido, desde el Colegio de Médicos de Sevilla, a través de la Dirección General de Cooperación Internacional y de la Fundación Dr. Madrazo, entendemos la cooperación como ese plus de desarrollo profesional y personal con el que podemos ayudar a sociedades en desarrollo.
Así, entre otras actividades, desde hace ya 20 años se viene celebrando el Curso de Capacitación para Cooperantes en Primera Misión, organizado por la Fundación, el propio Colegio y el Consejo Andaluz de Colegios Médicos, una iniciativa formativa y formadora a través de la cual cientos de compañeros han podido realizar una introducción a este maravilloso mundo de la cooperación internacional.
Por otro lado, el Colegio de Médicos de Sevilla sirve también de altavoz para diferentes iniciativas solidarias –tanto en el ámbito regional, nacional e internacional- y de cooperación internacional a través de sus canales comunicación y pone a disposición de entidades, ONGs y otros organismos de ayuda su experiencia y medios.
Y es que el Colegio no solo ha de ser promotor de acciones de cooperación, sino colaborador activo de propuestas externas, en especial por parte de sus colegiados, por lo que estamos encantados de abrir nuestras puertas a todas aquellas iniciativas de ayuda internacional que se adecúen al perfil que desarrollamos.
Pocos alicientes se necesitan para cooperar y, sobre todo, para repetir. Cualquier médico que haya viajado a países con déficit en su sanidad podrá reconocer dos elementos que nunca faltan en su recuerdo tras una campaña de cooperación: las miradas y las sonrisas de los pacientes a los que ayudamos. Niños, adultos o ancianos, son las mismas, universales. Hablábamos ut supra de la adicción que supone participar en programas de cooperación internacional: desde el Colegio de Médicos de Sevilla queremos promover esta más que saludable adicción que cambia la vida tanto a los cooperantes como a los pacientes.
Dr. Antonio Peralta Rodríguez