La vuelta al cole trae consigo cambios de horarios, nuevas rutinas y emociones intensas. Todo esto puede afectar al descanso de los más pequeños, que a veces tardan más en dormirse, se despiertan con frecuencia o se muestran más cansados durante el día.
Con el inicio de curso, los niños se enfrentan a un entorno lleno de novedades. Los horarios cambian, las actividades se intensifican y la adaptación emocional juega un papel clave. Todo esto puede reflejarse en la calidad de su descanso.
Observar cómo se comporta durante el día es clave para detectar si está descansando bien o no. Algunas señales que lo indican son:
Si aparecen varios de estos signos, es probable que el descanso no esté siendo suficiente.
La buena noticia es que con algunos hábitos sencillos es posible mejorar la calidad del sueño en pocos días.
Más allá de las rutinas, lo que más necesitan los niños es sentirse acompañados y tranquilos. Dedicar tiempo de calidad, escucharles y transmitir calma antes de dormir son gestos que marcan la diferencia. Esa confianza se convierte en un ancla emocional que facilita el descanso.
La adaptación a los nuevos horarios lleva tiempo y cada niño sigue su propio ritmo. Conviene ser pacientes y constantes, evitando enfados si tardan más en conciliar el sueño.
También ayuda mantener una comunicación fluida con los profesores, ya que pueden dar pistas sobre cómo se comporta en clase. Y no olvides cuidar tu propio descanso: el bienestar de los padres influye directamente en el de los hijos.
Si, a pesar de aplicar estas recomendaciones, tu hijo sigue teniendo dificultades para dormir o notas que su descanso repercute en su día a día, lo más recomendable es pedir orientación profesional. En Grupo IHP contamos con una Unidad del Sueño dedicada a cuidar el descanso infantil, con especialistas que pueden valorar cada caso y ayudar a los más pequeños a recuperar un sueño reparador.