El herpes zóster, conocido comúnmente como “culebrilla”, puede parecer una afección leve, pero en adultos, especialmente a partir de los 50 años, puede tener consecuencias importantes para la salud. La buena noticia es que existe una vacuna eficaz que permite prevenir tanto la enfermedad como sus complicaciones más graves.
¿Qué es el herpes zóster y por qué afecta a los adultos?
El herpes zóster es una infección causada por la reactivación del virus de la varicela (varicela-zóster), que permanece latente en el organismo tras haber pasado la enfermedad, normalmente en la infancia. Con los años, y sobre todo en personas mayores o con defensas bajas, el virus puede reactivarse y manifestarse en forma de herpes zóster.
Este cuadro puede comenzar con dolor, escozor o ardor localizado, seguido de una erupción cutánea con ampollas. Más allá del malestar inicial, las complicaciones pueden ser serias, especialmente en personas mayores.
Los primeros síntomas suelen confundirse con otras afecciones:
Posteriormente, aparece una erupción con vesículas que sigue el trayecto de un nervio. El diagnóstico precoz es clave para iniciar el tratamiento antiviral y reducir el riesgo de secuelas.
¿Por qué aumenta el riesgo a partir de los 50 años?
Con la edad, el sistema inmunológico pierde eficacia, lo que facilita la reactivación del virus. Este riesgo se incrementa en personas:
Por ello, se considera a los mayores de 50 años como grupo de riesgo.
Vacuna contra el herpes zóster: cuándo y por qué ponérsela
La vacuna está indicada para adultos a partir de los 50 años, tanto si han tenido varicela como si no lo recuerdan. Es especialmente recomendable en personas con enfermedades crónicas o tratamientos que debilitan el sistema inmunológico.
Beneficios concretos:
¿Quién debe vacunarse?
En Grupo IHP, defendemos la prevención como la mejor herramienta de salud. Si tienes más de 50 años, consulta con tu médico sobre la vacuna contra el herpes zóster. Un gesto sencillo puede evitar años de complicaciones.