Todos tenemos nuestra propia forma de caminar. Según los expertos en traumatología de Orthopediátrica y Grupo IHP, la marcha en rotación interna, es decir, caminar con los pies hacia dentro, no tiene por qué suponer un problema.
Si nuestro hijo camina de esta forma, lo primero que debemos hacer es acudir a un especialista para comprobar que esa marcha no está provocada por una patología. Una vez descartado esto, es necesario valorar si afecta de alguna manera al niño y, si es necesario, tomar las medidas para corregirlo.
Si no existe ninguna otra patología de base, la marcha en rotación interna es una situación normal en los niños en edad de crecimiento y puede estar originada en el fémur, la tibia o los pies:
1. En el fémur: anteversión femoral excesiva. El ángulo de anteversión femoral es el ángulo que forma el cuello femoral con el fémur. En adultos, este ángulo se sitúa entre los 10 y los 15 grados, mientras que en los niños, puede llegar hasta los 55 grados. Esto obliga a los niños a centrar la cadera girando todo el miembro inferior hacia adentro y, consecuentemente, a llevar la punta del pie hacia dentro.
Esta situación, además, permite a los más pequeños sentarse con los pies hacia fuera, en “W”, mientras que los adultos no pueden adoptar esa postura. En cambio, los adultos pueden sentarse con las piernas cruzadas, “como los indios” y a los niños les cuesta más. Esta postura es transitoria y se va corrigiendo espontáneamente a medida que los niños van creciendo.
2. En la tibia: torsión tibial interna. En este caso es la tibia la que está torsionada hacia dentro, por lo que el tobillo y el pie también lo están. En función de la carga genética, lo corregirá espontáneamente.
3. En los pies: metatarso aducto. El pie que está deformado y girado hacia dentro y en algunos casos puede ser necesario tratarlo.
Según los expertos, en la mayoría de los casos, estas situaciones son fisiológicas y pasajeras y no van a suponer un perjuicio en el desarrollo del pequeño ni repercutirá negativamente en su aparato locomotor.
Si no existe una patología que provoque la marcha en rotación interna y es una situación que se va a corregir con el crecimiento, los especialistas aseguran que no es necesario un tratamiento y sólo habrá que esperar a que el niño crezca.
No existen aparatos ni ejercicios que mejoren esta forma de caminar y la única manera de corregirla es mediante la cirugía, cortando el hueso y girándolo.
Rotundamente no. Los niños se sientan en “W” en el suelo porque es la postura más cómoda para ellos. Los adultos pueden sentarse “como los indios” por el mismo motivo y no en “W” al ser ésta una postura forzada para ellos.
Salvo que el niño esté en esta postura durante muchas horas al día de forma continuada, no va a provocar ningún daño. Llegará el momento en que el niño se podrá sentar “como los indios”. Esto sucederá cuando al crecer el fémur se gire.
Fuente: Orthopediatrica