Si nuestros hijos van a la guardería o al colegio, resultará casi inevitable que se contagien si existe un brote vírico en las aulas. Los cambios estacionales y de temperatura favorecen la circulación y la transmisión de estos patógenos, como ocurre con el rotavirus, principal causante de las gastroenteritis graves de nuestros #GrandesPequeños, infecciones intestinales que vienen acompañadas de vómitos y molestas diarreas.
La actuación de las defensas inmunitarias que residen en el intestino del menor, una buena hidratación y seguir ofreciendo la dieta habitual baja en grasas y azúcares suelen ser medidas suficiente para que el episodio diarreico mejore en varios días, pero los síntomas pueden llegar a permanecer hasta dos o tres semanas. La buena noticia es que los especialistas han identificado el uso de probióticos como una acción beneficiosa para acortar la duración de las deposiciones. La Dra. Auxiliadora Fernández de Alba, pediatra y coordinadora del centro IHP en Alcalá de Guadaira, nos cuenta que "los probióticos han pasado a formar parte de nuestra prescripción habitual en casos graves de gastroenteritis".
Los probióticos son complementos alimenticios compuestos por cepas vivas de bacterias que ingeridos ayudan a mantener la flora intestinal, los microbios “buenos” que actúan en nuestro organismo con diferentes funciones nutricionales, metabólicas e inmunológicas. Si es cierto que los probióticos no previenen las diarreas, sí que servirían para la recuperación del niño afectado.
¿Y todos los tipos de probióticos podrían acertar a la hora de frenar la diarrea? La respuesta es no. Los especialistas de Grupo IHP recomiendan consultar con el pediatra para valorar la gravedad de la afección y el tipo de probiótico que se adecúe a cada caso.