La meningitis B está causada por una bacteria llamada Neisseria meningitidis del serogrupo B. Esta bacteria puede alojarse en la garganta y la nariz sin causar síntomas, especialmente en adolescentes. Sin embargo, en algunos casos, logra atravesar las defensas naturales del cuerpo y provocar infecciones muy graves, como la inflamación de las meninges, que son las membranas que protegen el cerebro y la médula espinal, o una infección generalizada en la sangre.
Aunque se trata de una enfermedad poco frecuente, su evolución puede ser rápida y sus consecuencias muy graves: puede causar la muerte en hasta un 15 % de los casos, incluso con tratamiento, y dejar secuelas permanentes en 1 de cada 5 personas, como sordera, daño neurológico, amputaciones o cicatrices visibles. Estas secuelas pueden alterar profundamente la calidad de vida del adolescente, afectando tanto a su salud emocional como al equilibrio familiar y social que lo rodea.
Según la Asociación Española de Pediatría, se estima que hasta el 25 % de los adolescentes pueden ser portadores de la bacteria sin presentar síntomas. Durante la adolescencia, el estilo de vida cambia: hay más contacto social, mayor convivencia en espacios cerrados (aulas, residencias, actividades deportivas…), viajes en grupo y relaciones estrechas. Todo esto favorece la transmisión del meningococo B entre jóvenes que, en muchos casos, son portadores sin saberlo. Además, el sistema inmunológico en esta etapa aún se está desarrollando por completo, lo que puede facilitar que la bacteria provoque infección.
La meningitis B puede comenzar de forma parecida a una gripe, pero empeora rápidamente. Estos son algunos síntomas frecuentes:
Aunque la vacunación es la principal herramienta de prevención, adoptar ciertos hábitos diarios también puede ayudar a reducir el riesgo de contagio, especialmente en entornos donde los adolescentes conviven estrechamente. Algunas medidas útiles son:
Pequeños gestos cotidianos pueden marcar una gran diferencia cuando se trata de proteger la salud.
Actualmente existen dos vacunas frente al meningococo B: Bexsero y Trumenba. Ambas han demostrado ser seguras y eficaces. Se administran en dos dosis y los efectos secundarios más frecuentes son leves: dolor en el brazo, febrícula o sensación de cansancio.
Estas vacunas no están incluidas en el calendario oficial ni cuentan con financiación por parte del sistema sanitario público o las aseguradoras.
Grupo IHP ha lanzado la campaña “No dejes que te apague. Vacúnate contra la meningitis B”, una iniciativa que busca concienciar sobre los riesgos reales de esta enfermedad y la importancia de actuar a tiempo.
Recuerda que Grupo IHP presta asistencia de vacunación a todas la edades y ofrece una atención cercana, personalizada y con el respaldo de profesionales expertos en vacunación infantil y adolescente. Consúltanos.