La Fundación Espigares nace gracias a una familia que se ha dedicado toda la vida a la equitación, por lo que han experimentado por sí mismos los beneficios para la salud que conlleva la práctica de ejercicio con los animales y el vínculo afectivo que se crea con éste. La intención de la fundación es que los pequeños mejoren su salud física y psicológica a través del ejercicio y la relación con los caballos y ponis.
El trabajo de la Fundación Espigares se basa principalmente en este intento de modificar patrones de conducta perjudiciales, gracias a la unión que se consigue entre el niño y el equino. A muchos menores les cuesta asentar unas bases afectivas sanas, con las que desarrollar un afecto íntegro que les ayude a cerrar heridas. Este tipo de afecto especial, a veces, es más fácil de conseguir con los animales.
La Fundación Espigares fue fundada hace más de cinco años y, desde entonces, cuenta con una variada experiencia en el trabajo con niños y adultos a partir de los 6 años. Su misión es romper cualquier barrera de discriminación y conseguir que los pequeños superen sus problemas y se sientan integrados e iguales. El objetivo principal es conseguir que se quieran a ellos mismos, a sus compañeros y a los animales.
En este proyecto, que cuenta con la colaboración de otras entidades públicas y privadas además de la de Grupo IHP, participan profesionales de diversas áreas: trabajadores sociales, psicólogos, terapeutas ecuestres e, incluso, técnicos deportivos. Todo un abanico de profesionales cuyo fin es conseguir la reeducación de las actitudes de los menores a través del vínculo con el caballo y el poni.
Toni nos cuenta que el cambio en los niños es asombroso. No vuelven a ser los mismos después de las sesiones de equinoterapia (terapia con caballos, donde se usa al animal como herramienta terapéutica a través de sesiones de equitación adaptadas). Niños con problema de agresividad, de vocabulario y con conductas de rechazo hacia los demás, acaban acariciando al caballo, mimándolo, ayudando a sus compañeros con capacidades diferentes…
“Tenéis que ser agradecidos con vuestros animales, acariciarlos”, dice Israel, un niño con Síndrome de Asperger y problemas de comportamiento en el colegio. Ahora, lidera al grupo con cariño desde lo altor de su caballo.
Israel es solo un ejemplo más de cómo los pequeños asumen los valores que reciben en las sesiones y las ponen en práctica en su vida diaria. “Los padres están encantados con el progreso de sus hijos, nos escriben cartas de agradecimiento todos los días”, nos explica Antonia.
Asimismo, Antonia confirma que el entusiasmo dentro del proyecto es general, ya que “los niños están muy ilusionados, les encantan las sesiones, les gusta estar en la calle con los caballos, estar todos juntos. Sentirse iguales”.
En estas sesiones, Antonia tiene claro que los animales no solamente son una fuente de vínculo emocional, sino que, además, se conciben en última instancia como un “factor igualador”, porque en este proyecto, todos los pequeños, independientemente de la razón por la que lo necesite, son iguales. E igualmente de satisfechos con esta iniciativa se encuentran los profesionales que trabajan en ella, cuyo compromiso los lleva a practicar muchas horas de trabajo altruista.
Por lo tanto, niños, padres y profesionales, están encantados de decir: “Gracias, caballo”.
Las “Jornadas de Enganche” tienen lugar desde hace dos años, cuando se contó con los recursos para obtener enganches adaptados con los que poder practicar el esta disciplina deportiva ecuestre, que consiste en el manejo de un tiro de caballos enganchados a un carruaje, sobre el cual los conductores tienen que demostrar la pericia en la conducción.
Desde sus primeras jornadas en el año 2016, los principales parques de la ciudad de Sevilla son testigos del paseo semanal de estos niños, quienes esperan con ganas y alegría a que llegue el sábado para salir a montar por zonas como el parque Amate o el parque María Luisa.
Asimismo, estas sesiones de disfrute al aire libre, que proporcionan el necesario componente de diversión, son combinadas con las sesiones de equinoterapia semanales, donde se combina teoría sobre el mundo del caballo, práctica y, sobre todo, unión y disciplina entre todos los participantes.
La Fundación IHP se enorgullece de participar en un proyecto que cuenta con la entrega y la satisfacción plena de todas las personas implicadas. Desde su compromiso con los más pequeños, apoya la labor de la fundación y apuesta por un más que merecido reconocimiento de esta maravillosa labor conjunta con la Fundación Espigares.