Afortunadamente hoy en día existe un elevado grado de concienciación en la población sobre la importancia de la salud oral.
La boca es un órgano que participa de forma determinante en procesos fisiológicos tan importantes como la masticación, la deglución, la digestión, la respiración, la fonación, la expresión o la estética facial; además, las enfermedades de la boca son las más frecuentes que padece el ser humano.
Es de entender la necesidad de prestarle a la boca la atención que requiere. Si hablamos de la población adulta, esto es algo que no tiene discusión y todo el mundo entiende la importancia que tiene mantener una correcta salud oral. Pero en el caso de los niños, hay quien piensa que la salud oral es algo de lo que hay que empezar a preocuparse sólo una vez que se han mudado los dientes temporales y ya se tiene la dentición definitiva completa, es decir, a partir de los 12 años. Es como si los niños tuvieran una boca de repuesto.
Esto es un gran error, la boca del adolescente y del adulto no es más que la evolución y desarrollo de la boca del niño. Y los problemas que pueda padecer, tendrán su reflejo en la boca del adulto.
La salud oral del niño es tan importante o más que la del adulto. Un niño con la boca sana, muy probablemente, será un adulto con la boca sana, y un niño con una boca enferma, casi seguro, trasladará estos problemas, muchas veces aumentados, a la boca del adulto.
La alimentación moderna, muy blanda y con muchos azúcares ocultos en toda clase de alimentos procesados, no ayuda en absoluto a tener una buena salud oral.