La Ley para la Promoción de una Vida Saludable y una Alimentación Equilibrada que busca ganarle la guerra a la obesidad en Andalucía es, sin duda, positiva, pero, se queda coja sin la presencia de dietistas-nutricionistas en el Servicio Andaluz de Salud, el verdadero profesional de la alimentación.
El 23% de los niños andaluces padece obesidad. Y el verdadero problema no está en épocas puntuales como Navidad o Semana Santa donde se consumen dulces típicos de la fecha de forma ocasional, sino en el resto del año, en las decisiones alimentarias del día a día.
Tampoco la solución es restringir la bollería con más de 200 Kcal, el resto de bollería aunque tenga 199 Kcal tampoco es saludable; hay que educar en otras alternativas saludables para sus desayunos y medias mañanas en el colegio.
El cambio de conductas alimentarias a partir de la educación alimentaria de la propia sociedad es fundamental para combatir la obesidad y sin ese cambio de hábitos real dirigido y personalizado incluyendo también a los profesionales de la alimentación es muy difícil combatir a la obesidad. Estableciendo medidas "parche" no es suficiente.
Por tanto, existe la ley pero faltan profesionales cualificados para llevarla a cabo; los que pueden dotar de herramientas a aquellas personas que lo necesiten, de manera individualizada y sin incurrir en las dietas de cajón, sino enseñando a cambiar los hábitos para siempre, que es lo que hacen nuestras dietistas-nutricionistas de IHP cada día en la consulta de Nutrición.