La puericultura es la rama de la pediatría que trata la crianza. En ella se dan pautas de hábitos relacionados con la alimentación, higiene y educación del niño, especialmente durante sus primeros 3 años de vida. Este periodo es crucial, porque la capacidad de adaptarse al entorno es mayor y se va haciendo cada vez menos moldeable conforme el niño crece. Por este motivo, se habla de los mil primeros días de un bebé como la fase más decisiva, pues en ella se van a definir en gran medida el funcionamiento del metabolismo, las emociones y la inmunidad de la persona para el resto de su vida.
Durante muchos años las contribuciones a la puericultura se hicieron desde grandes pediatras que con su mejor intención aportaron las medidas que creían mejores para optimizar la crianza. Sin embargo, había una gran diferencia dependiendo del experto al que se leyese. Esto llevó a que poco a poco perdiese peso en la Pediatría, porque daba la impresión de que había poca evidencia científica y mucha opinión personal.
Cuando la pediatría empezó, la primera causa de muerte era la malnutrición y las infecciones. Hoy en día estos problemas han pasado a un segundo plano y la obesidad y las enfermedades crónicas, asociadas a alteraciones del metabolismo, y de la inmunidad se han convertido en las que más empeoran la calidad de vida y, por tanto, la acortan.
Los problemas de mayor prevalencia en el mundo moderno, como la obesidad y las alergias, se han multiplicado debido a la falta de educación en los primeros años de vida. Las formas de actuar en pediatría están interfiriendo en el proceso normal que se hizo durante milenios con la puericultura y, con este conocimiento, se pueden definir nuevas pautas basadas en esta rama de la pediatría, con el objetivo de criar niños con una salud de cimientos firmes. En resumen, podríamos definir la puericultura como medicina preventiva.