En verano los días de sol, la playa, la piscina y la posibilidad de estar más tiempo al aire libre incrementan el riesgo de sufrir quemaduras solares. Éstas son especialmente importantes en los niños, ya que las quemaduras solares durante la infancia aumentan considerablemente la posibilidad de padecer cáncer de piel en la edad adulta.
En este artículo la doctora Natividad López Ibáñez, dermatóloga de Grupo IHP, nos ofrece las claves para cuidar la piel de nuestros #GrandesPequeñ@s este verano. Así da respuestas a cinco preguntas sobre la prevención de quemaduras solares y fotoenvejecimiento, es decir, la aparición de arrugas y manchas en la piel.
En los menores de seis meses es fundamental no utilizar fotoprotectores ya que estos pueden absorberse por su piel, que es más inmadura. Para protegerlos, debemos evitar la exposición solar y utilizar medidas físicas, como gorros y ropa protectora. En ocasiones muy puntuales se pueden usar algunos fotoprotectores minerales, pero se recomienda, como medida general, evitar su utilización.
A partir de los seis meses ya podemos utilizar fotoprotectores físicos o minerales. Este tipo de protectores crean una barrera en la piel que repele la luz del sol y no se absorben a través de la misma. Se recomienda su uso hasta los tres años y en niños con la piel sensible o tendencia a piel atópica, en los que pueden utilizarse de por vida.
Como medida general, se recomienda emplear un factor de protección 50. Debe aplicarse media hora antes de la exposición solar y volver a administrarse cada dos horas mientras se esté al sol. En cuanto a aquellos productos resistentes al agua, también es aconsejable que vuelvan a aplicarse tras el baño, ya que muchas veces se retiran al secarse con la toalla.
En niños con piel atópica, con rosácea u otro tipo de patologías dermatológicas se recomienda utilizar productos físicos o minerales, ya que no contienen químicos y están probados dermatológicamente en este tipo de pieles.
En el caso de los niños con piel atópica también hay que tener cuidado con los baños en piscinas de cloro, ya que su piel reacciona con menores concentraciones de cloro que aquellos niños con pieles normales. Cada vez que se bañen en este tipo de piscinas, se recomienda enjuagarlos muy bien para retirar el cloro y ese día hidratarlos una o incluso dos veces. También es posible utilizar protectores que tienen efecto barrera.
Lo más recomendable es evitar la exposición solar en las horas centrales del día, de 12 a 18 horas. Además, se puede utilizar prendas protectoras, como camisetas, gorros y gafas de sol, y es fundamental la hidratación después del baño, ya que aumenta la sequedad de la piel y hace que esté más sensible.