“Cuando le pedí a mi hija que me explicara, a través de dibujos, qué significaba para ella la enfermedad celíaca, me dibujó dos fantasmitas. Extrañada, le pregunté por qué dos fantasmas, y ella me respondió: “Mamá, somos invisibles”. Desde entonces, Carmen Becerra, vocal de la Asociación Provincial de Celíacos de Sevilla (ASPROCESE), se esfuerza en el reconocimiento de esta enfermedad ya que, según ella, ser celíaco no es tener un problema: “Un celíaco no traslada su problema al que tiene a su lado, solo necesita que tengas sensibilidad y una correcta información sobre la misma”.
Según datos de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), se estima que la celiaquía afecta a 1 de cada 71 niños y a 1 de cada 357 adultos. Por ello, desde ASPROCESE velan por su bienestar, dan mayor visibilidad a la enfermedad celíaca, apoyan y asesoran en el diagnóstico, enseñan a familiares a llevar a cabo la dieta sin gluten segura y a saber identificar los productos, garantizan la seguridad alimentaria de los celíacos, tanto en casa como fuera de ella, e informan y conciencian a la sociedad.
ASPROCESE también realiza talleres de introducción a la repostería sin gluten, jornadas de convivencia, talleres de panificación, formación en seguridad y calidad alimentaria sin gluten y reuniones escolares en el entorno educativo, entre otras actividades.
“Trabajamos con los niños a través de un semáforo de colores y alimentos donde juegan y aprenden qué es lo que pueden o no comer. También contamos con el programa #TengoUnAmigoCelíaco, donde los fantasmitas Pico y Pica explican, de manera sencilla y amena, qué es la celiaquía, qué es la contaminación cruzada y qué podemos hacer si comemos en casa o en la calle con un amigo celiaco”, explica Carmen.
“Los niños asimilan mejor de lo que pensamos su condición de celíaco. El problema viene en la adolescencia, y más aún si el celíaco es asintomático, ya que corre el riesgo de saltarse la dieta y ahí es cuando se genera el peligro”, añade.
“Cuando se la diagnosticaron a mi hija, a los 4 años, ella ya sabía que existía esa enfermedad porque su primo venía a casa a comer y su comida era diferente. Los niños, a edades tan tempranas, lo asimilan muy bien. El problema está en la calle o en el colegio ya que, por desgracia, la celiaquía es una enfermedad que asusta a quien no la conoce y socialmente esto les afecta. Un niño celíaco sí tiene una enfermedad, pero no está enfermo, por eso es muy importante que los demás no se lo hagamos sentir”, sostiene la vocal de ASPROCESE.
Carmen expone que aún les queda mucho camino por recorrer y que necesitan mayor visibilidad para normalizar la enfermedad, ya que “la falta de información y la visibilidad hace que en ocasiones los celíacos se sientan socialmente excluidos a la hora de relacionarse con los demás”.
Desde ASPROCESE aconsejan a los padres que no se asusten ante esta enfermedad, que lo único que necesitan es tener una información correcta de qué pueden o no comer los pequeños y que acudan al pediatra ante cualquier duda o sospecha.